En 1970, un grupo de
estudiantes del Departamento de Arte Público Ornamental de la Universidad de
Chile, le cambió la cara a la Plaza de Vicuña. Hoy, uno de ellos retorna a los
recuerdos que dejó esta experiencia que marcó la trayectoria vital y artística
de varios de sus protagonistas; algunos de ellos desaparecidos durante la
Dictadura.
La Plaza de Vicuña fue construida en 1910, con motivo del
centenario de la República y remodelada el aniversario número 150 de la ciudad en el año 1971. La plaza
original poseía al centro una fuente de agua de fierro forjado, y un
característico kiosco, al estilo de las antiguas plazas que han existido en el
norte chileno.
En 1970, encontrándose Vicuña cerca de celebrar
sus 150 años ( 1971), las autoridades de la época buscaron remodelar este
espacio con un diseño arquitectónico moderno, dedicado a Gabriela Mistral,
tomando de paso, su nombre. Su actual remodelación fue inaugurada el 22 de
Febrero de 1971.
El conjunto de la obra y cada uno de los
elementos ornamentales incorporados en la remodelación simbolizan un homenaje a Gabriela Mistral.
Los profesores y alumnos de la Escuela de Canteros de la Universidad de Chile,
diseñaron y ornamentaron artísticamente el sector, como un modo de adherirse al
homenaje y de materializar sus inquietudes de proyectarse a la comunidad.
Fueron creados por este grupo de canteros: la
pileta central, los murales de enlace, las jardineras monumentales, los núcleos
ornamentales y el escenario al aire libre, que se juntaron con los monumentos
antiguos que ya eran parte del paisaje de esta plaza.
Dirigidos por la mano de Carlos Manrique y de
los destacados escultores Samuel Román y su hijo Héctor, siendo Alcalde de la
época don Pedro Rojas Rivera, y quién
prácticamente dirigió las obras a nombre del municipio, el Regidor y ex Alcalde
de Vicuña, don Wilson Rivera Díaz . El proyecto fue diseñado por el ingeniero y
profesor don Pedro Oliva, y sus jardines fueron rediseñados y dirigidos por el
paisajista de prestigio internacional,
señor Luis Nakagawa.
Al interior, se conservó las estatuas erigidas
en honor de dos destacadas figuras del quehacer político nacional, regional y comunal:
Ramon Herrera Rojas y Antonio Varas de la Barra.-
Hoy, desde Argentina, uno de sus protagonistas, Enrique
Ávalos nos cuenta su experiencia. Este artista egresó en 1972 de la Facultad de
Bellas Artes de la Universidad de Chile en la cual fue becado estudiando escultura
en piedra, cerámica y especializándose en hierro soldado. Desde 1973 está
radicado en Argentina donde ha participado en más de 70 exposiciones
colectivas, concursos y 12 exposiciones individuales destacándose las
efectuadas en el Centro Cultural San Martín (1988) y en la Embajada de Chile en
Buenos Aires (2002).
“Nací en Santiago y después del secundario
como me gustaba la talla en madera entré en la facultad de Bellas Artes con el
objetivo de tallar la piedra en la escuela de canteros. Cuando ingresé en
la Escuela, ésta ya estaba involucrada en el Plan Vicuña y Plan Goleta Ancud”
A raíz de
la reforma universitaria, la Facultad de Bellas Artes se organizó en siete
departamentos, y allí el departamento de Arte Público Ornamental definió su
actividad orientándose a la formación de profesionales que incorporarían la
escultura en relación y función con la arquitectura y el urbanismo de tal modo
que el arte llegase a todos dándole también un campo ocupacional a los
egresados. Partiendo de la experiencia del fundador de la escuela,
el Premio Nacional de Arte, Samuel Román, cuyas obras se ven en importantes
lugares públicos (Universidad de Concepción, Monumento a la Batalla de
Chacabuco, obras en plazas de Santiago, cabeza de Gabriela Mistral en Vicuña,
etc.).
- ¿Quiénes componían
el equipo que vino a intervenir la Plaza de Vicuña? ¿Qué roles tenía cada uno
de ellos?
“Es importante
señalar que todos los estamentos participaban de las deliberaciones que
definieron estas ideas y que se pudieron concretar tanto en Vicuña
como en Ancud donde se realizó la Plazoleta Goleta Ancud y la restauración del
Fuerte Ahui dañado por el terremoto de la década del 60.
Todos los miembros
del departamento de Arte Público Ornamental participaron de la intervención de
la plaza según su idoneidad. Se investigó la cultura diaguita originaria en la
zona y así se recrearon diseños aplicados en los frisos de los macetones
cilíndricos y en el escenario. La otra fuente de inspiración son los poemas de
Gabriela Mistral. Fueron profesores y alumnos de los cursos superiores quienes
prepararon en la escuela las obras luego instaladas definitivamente en Vicuña. El
director de la obra fue el Profesor Carlos Manrique. Recuerdo entre los alumnos
a Carlos Peña, Jorge Gómez, Jaime Valenzuela, Omar Vergara,
Manuel Cantú, Verónica Ampuero y Mercedes. El grueso de los
alumnos intervino como voluntarios de mano de obra especializada, y allí tuvo
lugar mi modesta participación en el año 70 o 71. El proyecto tengo entendido
que duró cerca de tres años”.
Entrando en detalles logísticos, el artista nos cuenta: “Partíamos
las piedras del río a golpe de maza y las trasladábamos en un camión, luego
corregíamos los bordes con cinceles y punteros. Preparábamos la mezcla y se
hacían los soportes recubriendo las paredes a la vista”.
- ¿Qué recuerdos tiene de la gente de Vicuña y del grupo humano que
estuvo dentro de este proyecto?
“Tengo un grato
recuerdo de los momentos transcurridos en mi breve estadía en Vicuña, yo sólo
estuve trabajando allí alrededor de 15 días. La Municipalidad estuvo siempre
atenta a todo lo que necesitaba el grupo. Nos quedábamos en el viejo Hotel de
la Plaza. Un domingo la gente del pueblo nos invitó a un asado.”
Sobre el papel que estaban desempeñando en esta obra, el grupo humano
tenía plena conciencia “de la gran trascendencia el trabajo que
estábamos realizando porque entendíamos que rescatábamos elementos culturales
propios y los dejábamos en una exposición permanente para generaciones actuales
y futuras, con temática diaguita, más los poemas de la poetisa llenos de
humanidad sensible. Tanto los profesores como el centro de alumnos del que yo
formé parte sentíamos que ese era nuestro rol en la sociedad. Aclaro que
nuestro trabajo fue gratuito, sólo se cubrían los gastos de alojamiento y
alimentación”.
- ¿Se ha vuelto a ver
con los demás estudiantes que fueron parte de esta experiencia? ¿Tiene algún
dato sobre su paradero o qué sería de ellos en la actualidad?
“Estoy viviendo en
forma permanente en Buenos Aires desde enero del 73, por lo cual no volví a
encontrarme con mis compañeros de la Escuela. Sí fui a visitar al Director de
la Escuela, Héctor Román, en el momento en que con sus hermanos decidían qué
hacer con el taller de su padre fallecido Samuel Román. Querían mantenerlo como
museo con las obras de la colección personal pero no recibían ningún apoyo
económico que lo hiciera posible.
Me enteré de dos
compañeros que desaparecieron durante la dictadura militar: Omar Vergara y
Manuel Cantú quienes participaron en la experiencia de Vicuña entre el 70
y el 71.
El departamento de
Arte Público Ornamental fue disuelto y su sede vendida a una imprenta”.
- ¿Algún mensaje para los que se encargan de mantener y conservar el
patrimonio local, a la luz de la obra realizada?
“El mensaje es que
resulta interesante indagar más allá de la historia oficial para enterarse que
para nosotros idealistas de los años 60 fue un privilegio vivir esa historia
con esa realización concreta, en ese lugar fabuloso que es el Valle del Elqui”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario